Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ El policía de origen dominicano, nacido y criado en el Alto Manhattan, Wilbert Mora de 27 años herido gravemente el viernes en el apartamento de Harlem donde fue asesinado su compañero Jason Rivera, de 22, se mantiene en estado extremadamente crítico y fue trasladado ayer domingo a las 5:00 de la tarde del hospital Harlem al Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York (NYU).
Versiones especulativas y erráticas se publicaron ayer diciendo incorrectamente que lo habían desconectado de la máquina de respiración artificial (resucitación) en el hospital Harlem, pero el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) anunció el traslado de un nosocomio a otro.
Docenas de flanqueadores motorizados y policías uniformados lo llevaron en ambulancia al centro médico universitario formando una lúgubre caravana que copaba amplias calles y avenidas en Manhattan, reflejando la esperanza de que se salve.
Mora, quien tiene uno de los plomos disparados contra él y sus compañeros el viernes por el criminal de carrera afroamericano Lashawn McNeil usando una pistola Glock calibre .45 con un cargador adaptado que triplica la capacidad de tiros de esa arma, tiene uno de los plomos alojado en el cerebro.
Estaba programado para ser operado por segunda vez el sábado, pero se desconoce si la cirugía se llevó a cabo en el hospital Harlem o se hará en el de NYU.
El NYPD no dejó en claro cuál fue el motivo del traslado pero se cree que el centro médico universitario cuenta con más avances y equipos que el de Harlem que es controlado por la ciudad.
Mora, es hijo de padres dominicanos emigrantes de la primera generación y muy apreciado en el Alto Manhattan al igual que su compañero asesinado Jason.
Fue recibido frente al segundo hospital por una hilera en formación de 200 policías y bomberos que se cuadraron para tributarle el saludo policía y el homenaje de apoyo y calor humano.
Mora, es el tercer policía dominicano o de origen dominicano caído en Nueva York desde el 5 de julio 2015 cuando la sargento Iris Familia fue ejecutada también de un balazo en la cabeza por un desquiciado anti policía cuando ella estaba de guardia en un cuartel móvil del NYPD en una de las áreas más violentas de El Bronx.
El tirador fue abatido por los compañeros uniformados de la sargento a pocos pasos de la escena donde ejecutó a la oficial dominicana que fue ascendida póstumamente a detective.
Mora y Rivera, respondieron a una llamada al 911 el viernes por la noche cuando fueron emboscados por McNeil quien salió disparado de su habitación con la pistola. El tabloide NY Post publicó que ambos oficiales fueron rematados después de caer al piso por la ráfaga de 60 balas.
McNeil, es un criminal de larga data que tiene varios arrestos previos, en Nueva York, Pensilvania y Baltimore.
Abrió fuego sorpresivamente contra los dos oficiales, matando a Rivera con sus primeros disparos e hiriendo de gravedad a Mora.
El oficial de respuesta Sumit Sulan devolvió el fuego, hiriendo gravemente al ex convicto asesino, confirmó el NYPD.
El pronóstico clínico de Mora es “literalmente 50-50 en este momento”, dijo el sábado un colega del oficial herido.
La vecina de Mora, Evelyn González, de 63 años, dijo que su corazón se hundió cuando supo que le habían disparado en declaraciones al NY Daily News.
“Cuando lo vi en la televisión dije le dije a mi hija Kimmy: “¡ese el muchacho que vive al final del pasillo!”, dijo. “Ni siquiera puedes ser policía”.
González usa un andador y Mora siempre solía sostenerle la puerta, dijo la vecina.
“Estaba muy serio. Era un niño muy bueno”, dijo. “Son buenas personas. Son gente muy decente”.
El alcalde Eric Adams, un ex capitán del NYPD envió un mensaje en un video el domingo al teléfono de trabajo de todos los policías de la ciudad.
“Mora, que es soltero y se enroló en el en 2018, está en una larga lucha por su vida, pero esperamos que supere esa lucha”, dijo el presidente de la Asociación Benéfica de la Policía, Pat Lynch, afuera del hospital.
La madre de Mora y otros familiares llegaron al hospital el sábado por la tarde. Una prima que no se identificó dijo que estaba muy mal y que su madre estaba con él, pero no ofreció más comentarios.
Lynch dijo que trató de consolar a los familiares de ambos oficiales.
“A veces simplemente das un hombro, porque no hay palabras que ninguno de nosotros pueda decir para quitarles el dolor”, dijo.
“Para una familia que perdió a un miembro, sus vidas cambian para siempre. Estás allí solo para brindar apoyo. Estás ahí para ayudarlos en lo que necesiten. A veces hablarán, a veces nos sentaremos, a veces oraremos. Haz lo mejor que puedas», sostuvo el dirigente sindical de los policías.
El alcalde Adams y el cardenal Timothy Dolan se encontraban entre un flujo constante de familiares, amigos y policías que visitaban el hospital.
Si bien la mayoría se negó a comentar, el alcalde dijo que quiere guardar su energía para orar por sus compañeros oficiales. “Una vez que usas ese uniforme, nunca olvidas este trabajo”.
“Solo quiero amar, orar y abrazar a la familia, y hacerles saber que las personas de fe están con ellos y que el miedo es inútil”, dijo el cardenal Dolan al noticiero local NY1 News.