Una profesional de la salud estadounidense fue detenida la semana pasada en Kansas acusada de haber envenenado a una paciente bajo su cuidado hace 20 años. Este jueves, Jennifer Anne Hall, de 41 años, se declaró inocente de asesinato en primer grado y fue encarcelada sin derecho a fianza, informan medios locales.
Hall presuntamente le administró a Fern Franco, una paciente de 72 años con neumonía, dos sustancias que, según los registros médicos, no le fueron recetadas y que le habrían causado muerte por asfixia. El hecho sucedió en mayo de 2002 en un hospital rural de la ciudad de Chillicothe (Misuri), donde la acusada se desempeñaba como terapeuta respiratoria.
La autopsia de la septuagenaria reveló la presencia de succinilcolina y morfina. «La succinilcolina paraliza los músculos de la víctima, incluido el diafragma, lo que hace que sufra una muerte espantosa por asfixia mientras mantiene plena conciencia y se da cuenta de que no puede respirar. La morfina también actúa para suprimir la respiración y no se administra a los pacientes con neumonía por ese motivo», explicó Brian Schmidt, oficial de Policía de Chillicothe.
Durante los cinco meses que Hall trabajó en ese centro médico, de diciembre de 2001 a mayo de 2002, se disparó la cantidad de pacientes que sufrían paros cardíacos repentinos, aseguran las autoridades.
Se calcula que fueron al menos 18 incidentes de este tipo, de los cuales nueve resultaron fatales. El personal del hospital cree que la mujer es responsable de esas muertes.
La exterapeuta fue despedida meses después de lo ocurrido con Franco. Sin embargo, no fue por ese caso ni por el sospechoso aumento de muertes cardiacas, sino por una condena anterior por incendio premeditado en un pequeño hospital donde trabajaba antes. Fue absuelta del crimen en 2005 después de pasar un año tras las rejas.
La causa penal alrededor de la muerte de Franco no fue abierta hasta el año 2012 por Adam Warren, fiscal del condado de Livingston, con sede en Chillicothe. Warren estima que la víctima falleció por dosis letales de las sustancias antes mencionadas, pero no reveló ninguna posible motivación ni explicó por qué la investigación tomó una década, recoge USA Today.
Al respecto, el forense del condado, Scott Lindley, afirma que los funcionarios del hospital fueron alertados de las preocupaciones sobre Hall, pero «hicieron todo lo posible para encubrirla» y así evitar mala publicidad.
Entre tanto, el abogado de Hall, Matt O’Connor, sostiene que su clienta es inocente y que, como terapeuta, no tenía acceso a succinilcolina, morfina ni ninguna otra droga.
El letrado cree que la mujer se convirtió en chivo expiatorio del hospital, aprovechando su condena por incendio. No está claro si Hall enfrentará cargos de asesinato adicionales por las otras muertes de pacientes bajo su cuidado, que en su momento se consideraron por causas naturales.
Fuente: RT