Una abuela de Nueva Zelanda se ha fabricado su propio coche eléctrico, que se carga mediante paneles solares, en su intento por demostrar que es posible independizarse de la industria petrolera para proteger el medio ambiente.
Rosemary Penwarden, de 63 años, creó el vehículo a partir de la carrocería de un auto de 1993 que compró en un depósito. Con sus propias manos sacó el motor y lo sustituyó por una nueva caja de cambios y un motor eléctrico, reportan medios locales. A continuación añadió 24 baterías bajo el capó y 56 en el maletero. Se gastó en total 24.000 dólares, entre la compra de los materiales y la mano de obra e invirtió unos 8 meses de trabajo.
Gracias a la ayuda de amigos conocedores de la industria, pudo conseguir las piezas que necesitaba, así como la supervisión durante los trabajos, que se llevaron a cabo en Valley Workshop, una cooperativa en el Valle del Noreste de Dunedin que ella ayudó a crear seis años antes. Allí estaba James Hardisty, propietario de EV-lution, un negocio que se dedica a convertir automóviles en vehículos eléctricos.
De esa forma, logró crear un Honda City llamado ‘Frida’, que puede viajar unos 120 kilómetros sin necesidad de carga, y que ha funcionado sin problemas durante tres años, según The Guardian. Penwarden dijo que el auto era parecido en tamaño a un Nissan Leaf de 2010, que fue uno de los primeros vehículos eléctricos en estar disponible para el público. Recientemente, el proyecto ha despertado el interés de los medios locales.
Motivación económica o medioambiental
A pesar del impacto económico del nuevo auto en la vida de Penwarden, la motivación que guió el proyecto no fue el aumento de los precios de la gasolina, sino el deseo de independizarse de la industria petrolera en general, ya que ha trabajado como activista medioambiental durante años.
«Supongo que debería agradecer a las compañías petroleras, como Anadarko, NZ oil and gas, Shell, OMV, Beach Energy… Todas estas son compañías a las que mi grupo Oil Free Otago y yo nos hemos opuesto durante muchos años», dijo. «Me motivó a independizarme del petróleo y demostrarles que aquí no se necesitan».
«Lo más importante es ayudar a detener a los mayores contaminadores lo antes posible, y creo que nada de lo que podamos hacer como individuos importa tanto como eso», resalta Penwarden. «Solo poder demostrar que se puede hacer es algo que no tiene precio», subraya.
James Hardisty, el propietario de EV-lution, ha convertido alrededor de 15 vehículos y ha ayudado a otros a convertir sus propios autos. También ayuda a personas como Penwarden a configurar su propio sistema de carga mediante paneles solares. «Es genial para el medio ambiente… No tienes que preocuparte por lo que está pasando en el mundo si hay una guerra… Si todo el petróleo se secara mañana, seguiríamos adelante», dijo.
Su propio auto, un Toyota RAV4 reconvertido en un vehículo eléctrico en 2010, funciona hoy en día con la misma batería. «Gracias a este (auto) he impedido que 25.000 kilogramos de dióxido de carbono vayan a la atmósfera», se enorgullece.
Fuente: RT