El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, ha asegurado que su nación no tiene intención de compartir energía nuclear con EE.UU., rechazando de esa forma la idea de albergar armas nucleares estadounidenses como medida disuasoria, informan medios locales.
«Es inaceptable dada la postura de nuestro país de mantener los tres principios no nucleares», aseveró el jefe del Gobierno durante una intervención en el Parlamento en el marco de la actual situación en Ucrania.
«Realidad que afrontamos»
Sus declaraciones llegan después de que Shinzo Abe —que fue primer ministro nipón entre 2012 y 2020— afirmara el domingo en televisión que Tokio debería discutir con Washington la opción de compartir energía nuclear.
«Es necesario entender cómo se mantiene la seguridad del mundo. No debemos convertir en tabú las discusiones sobre la realidad que enfrentamos», aseveró Abe. «Como país que experimentó bombardeos atómicos, debemos defender el objetivo de abolir las armas nucleares», añadió.
Aunque depende del paraguas nuclear de EE.UU., Japón mantiene sus tres principios de no producir, poseer o permitir armas nucleares en su territorio. Durante la Segunda Guerra Mundial, las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki fueron devastadas por las bombas atómicas lanzas por el país norteamericano.
Además del Reino Unido y Francia, cinco miembros no nucleares de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) —Turquía, Alemania, Italia, Bélgica y Países Bajos— poseen armas nucleares estadounidenses en sus respectivos territorios en virtud de acuerdos de intercambio nuclear.
El pasado 24 de febrero, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció «una operación militar especial para defender el Donbass». En un mensaje especial a la ciudadanía, el mandatario detalló que el objetivo del operativo es «proteger a las personas que han sido objeto de abusos y genocidio por parte del régimen de Kiev durante ocho años», así como «desmilitarizar y desnazificar Ucrania».
Este martes, el Gobierno de Japón ha decidido congelar los activos Putin, del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y del vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Dmitri Medvédev, debido a la operación militar de Moscú en Ucrania.