La realidad detrás de la medalla

¿QUE ES SER ATLETA?

Muchos piensan que correr es tan fácil como recibir el título. Que competir con rivales que no conoces es tan sencillo como montarse en un avión, que acostumbrarse por algunos días a un panorama muy diferencial a tu país es tan fácil como escuchar cuando se menciona tu nombre.

Ser atleta es entregarse mantener una postura decisiva con una decisión inquebrantable, es enfrentarse a todo y contra todos desafiando los impedimentos que por razón del tiempo y espacio llevan los atletas. Ser atleta es pasión y sobre todo amor por el atletismo, es vivir, pero sobre todo es sacrificio, porque nadie llega a ser campeón olímpico practicando media hora en la semana, sino dedicando su tiempo y todo su esfuerzo constantemente a practicar diariamente, porque el atletismo como una ciencia es una disciplina.

Ser atleta es aceptarse, reconocer lo que muchos ignoran porque sólo ven lo que se presenta en la pantalla, es sufrir, es saber que tu familia no tiene un techo digno, que en tu casa no hay televisión para que tus padres puedan ver los juegos olímpicos. Ser atleta implica llorar al recordar de dónde vienes, a dónde estás y todo lo que has pasado, sobre todo compromiso con ese sueño de estar en la cima. 

Si hacemos una revisión panorámica sólo tomando como punto de partida los atletas que han logrado sus sueños y tomamos como base sus opiniones sobre realidades que conocen de otros atletas que no están en su posición, pero que corren con ellos, nos daríamos cuenta que la mayoría viven en condiciones vulnerables y precarias, por eso considero que cada atleta que triunfa es un motivo de superación con el que se despierta día tras día, porque ellos vienen del polvo, de lo más bajo, del núcleo más vil y menospreciado y con su esfuerzo logran colocarse en los estadios en posiciones de altura. 

Si lo ves llorar no es porque sencillamente están emocionados, es el sufrimiento acumulado por ese sueño por siempre deseado viéndose de frente a su realidad y siendo aplaudido por personas que nunca pensaron que lo harían, porque después que ellos llegan llorar no es una expresión de emoción, es el sacrificio revelándose a través de lágrimas, lágrimas que existieron en las oscuridades donde no había un palacio para aplaudir, pero que no pueden contenerse al encontrarse frente a frente a aquello que siempre soñaron. 

¿Por qué son más los que pierden que los que ganan?

Porque son más los que van a la carrera con la ambición de ganar y no con la proyección de que están preparados y que se sienten merecedores por el esfuerzo que han realizado, todos podemos ir a la carrera porque es un combate abierto para todos, pero en medio de la pista se determina como ganador aquel que se esmera y dedica una vez más su tiempo y pone todo su esfuerzo al competir contra todo, pensando primero en la grandeza de su fe y luego en el honor que han de llevar a su país. 

Ser atleta es vivir, pero sobre todo es honor, el honor de saber que, aunque no puedes tienes que seguir porque no quieres perder de vista tu sueño y deshonrar a los que confían en que lo puedes lograr, es saber que representas entre tantos a tu patria y sobre todo a tu familia, que son las personas que realmente sienten y valoran todo lo que puedes alcanzar en medio de una carrera.

Los atletas también se intimidan, sufren y en la pista tienen decepciones al saber que alguien le lleva la delantera, pero lo importante no es correr es saber porque corremos, porque cuando tenemos un motivo especial de porque lo hacemos entonces nuestros pies se convierten más ágiles y nuestra fe crece.

¿Qué es lo que más me impresiona del atletismo?

Lo que más me impresiona es saber que más del 90% de las personas que han tenido la oportunidad de representar los diferentes países del mundo, en las competencias mundiales son personas de bajos recursos, que tienen deseo de superación y que han soñado con ser alguien diferente, que aman sobre todo su familia y que llevan a Dios en su corazón, son jóvenes olvidados en cualquier rincón del olvido, con el humilde deseo de construirle un hogar a sus padres.

Me causa nostalgia el saber que sólo son mencionados cuando triunfan, porque al sufrir la derrota a nadie le importa su nombre, pero yo admiro aquellos que luchan con valentía y que sobre todo ponen confianza y esperanza en Dios y en su preparación, que van decididos no a recibir aplausos sino a traer victoria, porque lo más importante de todo no es cuánto te aplaudan sino que tan grande es el triunfo por el que te aplauden,  porque la gente siempre va aplaudir la grandeza, la simpleza pasa por desapercibida porque  nadie ama el fracaso, aunque para el fracaso siempre hay dueño, para el éxito muy pocas veces hay representantes. ¡Las personas ignoran mucho los triunfos, pero pone muy en alto los fracasos!

Esos que corren no lo hacen porque no tienen más que hacer, sino porque crecieron con sueños y en el trayecto lo han fortalecido, son seres humanos que quieren cambiar la pobreza que exhiben, las necesidades que tienen, son personas que han comprendido que nacieron para algo más que ser parte de la sociedad, para poner en alto su familia y que han puesto sobre sus hombros el legado de personas que lo han intentado, pero que no han llegado, que han amarrado a su corazón, la fe y la confianza de que si se puede. Ser atleta es continuar luchando por aquello que para muchos ha parecido imposible pero que en la pista se puede demostrar que, con persistencia, dedicación y honra a Dios, nada es imposible ¡Porque quiénes ponen a Dios en el primer lugar en el segundo no le hace falta nada! 

Felicito a todos los atletas del mundo, pero en especial a los que pertenecen a mi patria República Dominicana, aquellos que después que pasa la carrera son olvidados, a esos que son colocados en cualquier rincón del país, aquellos que se esconde en el baúl de los recuerdos, los felicito, porque sin importar que sus recuerdos sean pasajeros y que solo han de ser recordados en el momento en que traen una medalla, siguen luchando y se esfuerzan.

Yo sé lo que es correr, se lo que el atletismo, nunca he sido ni seré medallista olímpico porque ya no corro para eso, pero se la constancia y la dedicación que se requiere aplicar para llegar a ser un medallista ¡Porque atletas no son todos los que corren, sino todos los que persisten sin importar cual sea el resultado!

¿Al final de todo cuál sería mi mayor deseo para los atletas?

Que sean recordados no solamente en este momento sino en todos los momentos, que el país se vista de grandeza y de honor al recordar sus nombres, que puedan colocar en todas las esquinas posible el orgullo de ser joven representado por ustedes qué han traído la Victoria a la patria, para que los jóvenes se inspiren y vean que hay posibilidades. Que se exhiban sus nombres y que se hable de su pobreza, aunque después se hable de su grandeza para que aquellos que son pobres económicamente como ustedes lo fueron en algún momento, también se inspiren y puedan reconocer que de la pobreza se puede escapar cuando se dedica tiempo y persistencia, que exhiban su bajo estatus económicos, que puedan mostrar cuando tenía los tenis rotos, que puedan presentarse sus casas cayéndose.

 Que se exhiba todo lo que ustedes tuvieron que pasar para que aquellos que están atravesando lo mismo, vean eso como un vivo ejemplo y como un motor que impulsa a ser diferente y a seguir corriendo para alcanzar el estado de superación y de honor con que siempre serán recordados por aquellos que están conscientes de que correr es algo más que ir a la pista. Muestren todo lo desconocido, para que los jóvenes que están pasando por peores condiciones o similares no abandonen la pista, el pley o la cancha y sigamos cosechando más talentos que se olviden de los obstáculos que tienen y vayan tras lo que quieren.

¿Qué decir a todos aquellos atletas que vuelven a los juegos olímpicos en el próximo año?

No interesa si no traen la medalla, lo importante es que lleven el orgullo de ser dominicano y que representen con valor su patria, que es su identidad y va a permanecer por encima de cualquier galardón.

Dedico este artículo a todos los atletas dominicanos que nos representaron en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, muy en especial a MARILEIDY PAULINO por poner el nombre de Dios en alto. 

Atte.: Darwin Leonardo Vázquez Pérez

Mtro. Coach motivacional y escritor dominicano.

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